domingo, agosto 14, 2005

Bitácora Suicida

Martín aceleraba su automóvil a mas de 150 kilómetros en esa carretera que solo permitía un máximo de 80. Superaba en velocidad a todos los autos como si fuera un juego electrónico y sentía el aire que se estrellaba en el parabrisas. Mientras él, desafiante, sonreía, y continuaba acelerando. Su frente pronunciaba surcos, y sus dientes chocaban entre sí. El ceño fruncido era una muestra que estaba traspasando el limite del riesgo. El muro de un puente parecía anunciar una desgracia, pero él presionaba más el acelerador y el timón temblaba. El auto parecía resistirse a un final tan terriblemente previsible como absurdo. Por la mente pasaban los recuerdos de infancia como si fuera ayer y pasaban con la velocidad que solo adquiere el pensamiento cuando la cuenta regresiva de nuestra vida ya tiene un solo dígito. Por arriba del puente los transeúntes abren sus bocas, presionan los puños. Los dedos señaladores apuntan a ese automóvil que esta a punto de chocar. Martín cierra los ojos, suelta el volante y solo espera develar el misterio de la vida después de la muerte...

Martín abrió los ojos y lo primero que encontró fue el rostro amable y la sonrisa de un doctor que le decía: "No se preocupe amigo, lo peor ya paso; usted pudo quedar inválido pero lo hemos dejado como nuevo." Nadie podría adivinar que estuvo tres días en coma luego del terrible accidente. "¿Quería usted matarse?", preguntó y Martín les contó los problemas que lo agobiaban y el porque había tomado esa decisión.

Cuando regresó a su casa, se acostó en su cama. Miraba como se iba ocultando el sol por el horizonte cuando de pronto comenzó a sentir un agudo olor a quemado. Con sorpresa veía como una serpentina de humo ingresaba a su habitación. De pronto, unas lenguas de fuego lo atraparon, no supo como ni cuando, en un incendio de mayúsculas proporciones que se había desatado en el edificio donde él vivía. Trataba de llegar a la puerta pero el humo lo asfixiaba, penetrando hasta lo mas profundo de su ser. Pese a vivir en el décimo piso, el dolor que sentía por el fuego y las quemaduras hacía que cada vez le fuera menos descabellada la idea de saltar por la ventana. Seguía sin llegar a la puerta debido a una barrera de fuego que se lo impedía. De pronto algo cayo del techo, algo que lo impactó en la cabeza y que le hizo perder el conocimiento. Mientras caía tuvo un milésimo de segundo para entender que de esa ya no lo iba a salvar nadie.

Martín abrió los ojos y lo primero que encontró fue el rostro amable y la sonrisa de un doctor que le decía, "no se preocupe, amigo, lo peor ya pasó. Usted pudo quedar carbonizado, pero los bomberos lo salvaron a tiempo y las quemaduras pudieron curarse en los días que usted estuvo inconsciente. En unos días podrá estar totalmente recuperado." Martín comprendió que pese a las perdidas materiales, era bueno pensar que había sobrevivido al incendio. Total la pérdida material, se recupera, pero la vida la vida... siempre es lo más importante.

Pasaron algunos días y Martín salió del hospital. Como el edificio donde vivía estaba en reparación por el incendio, decidió pasar unos días en su casa de playa. Al llegar vio con entusiasmo que, pese a no haber gente en el malecón, el sol, la brisa marina y el celeste y blanco de las olas invitaban a darse un chapuzón al ritmo de las olas. Se cambió y en breves segundos estaba en ropa de baño lanzando un suspiro de consuelo al ver que, pese a haber sobrevivido al incendio en circunstancias tan difíciles, su cuerpo no guardaba huellas tan marcadas de las quemaduras. "Esos médicos habían hecho maravillas para evitar que me queden huellas," pensó en voz alta. De pronto ya estaba frente al mar, superando una ola, dos y tres, ya no estaba a distancia prudente. De pronto giró para quedar de frente a la orilla y, de manera temeraria, de espaldas al mar para ver el mundo, la vida y como era esta sin él. Reflexionaba sobre todo lo que le tocó vivir en los últimas semanas. Pese a todo, lo embargaba una profunda tranquilidad. Solo vio espuma mientras una tremenda ola lo envolvía; la mar enfurecida intempestivamente no lo dejaba moverse Martín no podía creerlo: otra vez al filo de la desgracia. Manoteaba con desesperación mientras tragaba agua en cantidades descomunales y se iba hundiendo cada vez más y más. Mientras, en la desesperación, un calambre le paralizó con dolor su pierna y ya no vio la superficie. Mientras seguía hundiéndose sentía como su cuerpo iba convulsionando y ya no podía respira. Por tercera vez se resignó a su suerte y perdió el conocimiento...

Martín abrió los ojos y lo primero que encontró fue el rostro amable y la sonrisa de un doctor que le decía que "no se preocupe amigo, lo peor ya pasó. Usted pudo morir ahogado pero lo salvaron a tiempo." Martín no salía de su asombro. Observo que el rostro del doctor ocultaba una sonrisa maligna, sus ojos no eran de un color humano y tras el mandil blanco parecía ocultar una personalidad siniestra, era el mismo doctor del accidente y el mismo del incendio, comenzó a desesperarse y le dijo al doctor que todo esto no le parecía lógico y que quería saber donde estaba. Y el doctor mirándolo con un rostro paternal le respondió: "se me olvidó decírtelo al día siguiente que te estrellaste con el auto Martín: Bienvenido al infierno."


Rolando Díaz Cervantes, Autor.

jueves, agosto 11, 2005

Llegó realmente el hombre a la luna?

Un buen número de habitantes del planeta aún siguen dudando de que realmente los tripulantes de la misión Apolo XI pusieran su pie en la luna el 20 de julio de 1969. Aún a pesar de haber transcurrido más de treinta años las dudas persisten y los escépticos siguen en sus trece argumentando que sus dudas son razonables y que por el momento la NASA no ha podido aportar pruebas fehacientes de ese alucinaje. Con el anuncio de Bush de colonizar la Luna volvemos de nuevo con este tema, más propio, para algunos, de la ciencia ficción que de formar parte de los hitos más importantes del siglo XX.

Desde hace varios años, circulan teorías de que el alunizaje de estos astronautas fue un montaje promovido por la agencia con el fin de mostrar su superioridad en la carrera espacial frente a los rusos y seguir recibiendo importantes partidas del presupuesto, y que las imágenes en directo que vieron millones en todo el mundo fueron rodadas en un escenario en Nevada. La Administración Nacional de Aeronáutica y del Espacio (NASA) de Estados Unidos ha manejado, sin mucha fanfarria, la polémica por décadas, pero Roger Launius, ex historiador jefe de la NASA, dijo que las dudas se intensificaron en el 2001, cuando la cadena de televisión Fox transmitió el programa "Teoría de la conspiración: ¿llegamos a la Luna?".

Este programa dio más armas a los escépticos, cuyos argumentos se extendieron por la Internet e incluso han engendrado un reacción de los científicos quienes ven los argumentos de los dudosos como algo simplemente ridículo La Nasa quiere poner fin a la historias Cansados de estas teorías conspirativas, la NASA decidió encargar, en noviembre del 2002, a James Oberg (un reconocido escritor de temas del espacio y colaborador de la agencia espacial) la producción de un libro que se espera que acabe con los rumores. Sin embargo, pocas noticias se tienen sobre este ejemplar y a pesar del tiempo transcurrido en el site oficial de Oberg no figura ninguna mención a esta obra.

Otra iniciativa de la que también se informó en su momento es la promovida por la compañía privada, Transorbital. Esta consistiría en la puesta en orbita de un satélite de alta resolución alrededor de la luna para mostrar los restos del Apollo que se quedaron en la superficie de la Luna. Tras la perceptiva autorización de la Administración USA, esta firma lanzó su primer satélite en julio del 2003 y tiene previsto completar su misión en breve.

Fuente de la NASA, dudan sin embargo que tanto el libro prometido como las purebas que pueda aportar Trailbazer convenzan a los escepticos.

"Sabemos que hay grupos de personas, individuos, que nunca se van a convencer de algo como esto. Ese no es el público",
dijo el ejecutivo de la NASA, Launius. Añadiendo que "El público son aquellos quienes vienen a la NASA, buscan información y obviamente ellos harán sus propios juicios, pero trataremos de poner la mejor información posible en sus manos".

Los lectores de esta publicación podrán conocer ampliamente las diferentes hipótesis en estas mismas paginas, algunas de ellas surgidas de películas de ciencia ficción y otras por científicos que equivocaron su carrera, con un futuro prometedor en Hollywood, mucho más que en los centros de enseñanza o de investigación a los que han dedicado su vida. Sin embargo, Ud. mismo podrá juzgarlas y tomar su opinión sobre el tema.

La locura y el afán publicitario de algunos de los escépticos no tiene límites

El 9 de septiembre del 2002, Bart Sibrel, director de la película A Funny Thing Happened On the Way To the Moon, se enfrentó al astronauta Buzz Aldrin en un hotel de Beverly Hills, demandandole que jurara sobre la Biblia de que en realidad había caminado en la luna. Aldrin, de 72 años, el segundo hombre en tocar la superficie lunar, golpeó en la cara a Sibrel, de 37 años, lo que le permitió presentar una demanda contra el astronauta que fue rehusada por los fiscales del condado de Los Angeles. Un vídeo del incidente mostraba a Sibrel siguiendo a Aldrin en la calle con una Biblia y llamándole "ladrón, mentiroso y cobarde", dijo un fiscal.