Tu Cuerpo
No demasiados ya, afortunadamente...
Apenas uno o doscientos.
Algunos tan inmensos como gotas de rocío,
Otros que tú misma jamás encontrarías.
Había uno en especial al filo de tu boca,
(El que añoro más) daba a tu aliento,
Presentía tu risa, la mía, el beso.
Otros más cerca de tus grutas:
La celeste, la terrena... la marina.
Si algunos jugaban con mis dedos
Los demás saltaban y reían.
En tu rubia cadera, lo juro,
Encontré el que daba a tu voz.
No te he querido decir,
Ni quiero que nadie sepa.
Hay lugares de tu cuerpo que recuerdo,
No demasiados ya, afortunadamente...
Apenas uno o doscientos.
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